El Waterloo del independentismo
En la cima de su poder, antes de presentarse el General Invierno en su Rusia y de su hecatombe en Waterloo, le inquirieron a Napoleón qué era lo que más temía. "A los imbéciles -replicó sin ambages-. No hay forma humana de cubrir un frente tan numeroso". No barruntó que, a su muerte, se formaría otra tropa más nutrida y que engruesan quienes, en su delirio, sienten ser la reencarnación del mismísimo Bonaparte. Con relación a ese extendido trastorno, un democristiano del diablo como Giulio Andreotti introdujo una variante italiana. Ironizaba con que, junto a quienes suponían ser Napoleón, estaban aquellos otros pobres chiflados resueltos a mejorar la red de ferrocarriles del Estado.… Seguir leyendo »