¡Qué solas se quedan las víctimas!
En su irrupción como portavoz socialista en el Pleno del Congreso sobre la derogación de la prisión permanente revisable, hecho un basilisco y desplegando una desaforada rabia, el juez sevillano Juan Carlos Campo evocó a aquel rehiletero de Juan Belmonte catapultado al puesto de gobernador. Aprovechando que presidía un festival benéfico al que asistía El Pasmo de Triana, un amigo del maestro le tiró de la lengua. Con presumible guasa sevillana, le endilgó como el que no quiere la cosa: "Don Juan, dígame, ¿es verdad que el gobernador fue su banderillero?". Belmonte, con su proverbial laconismo, se lo refrendó con un sucinto «sí».… Seguir leyendo »