Sala 4: Las actividades

La sala "Las actividades" está dedicada a las tareas que constituyen el núcleo fundamental de la Escuela: los cursos de Montaña y de Operaciones Especiales. Además, también podemos ver tres actividades internacionales en las que este centro ha estado implicado: la Reunión Internacional de Escuelas Militares de Montaña, la Prueba Internacional de Patrullas de Operaciones Especiales y las Campañas Antárticas. Por último, un pequeño rincón alberga una serie de distinciones y recuerdos que le han sido concedidos por diferentes organismos en reconocimiento a su trayectoria.

Reunión Internacional de Escuelas Militares de Montaña (IAMMS)

Se tiene constancia de unas reuniones, en Chamonix (Francia), que se llevaban a cabo entre cazadores de montaña franceses y alpinos italianos que, enfrentados en la II Guerra Mundial, realizaban unas jornadas de confraternización. Posteriormente, y desde el año 1967, venían reuniéndose, una vez al año, las escuelas de montaña de los países alpinos para realizar unas jornadas de convivencia e intercambio de información.

Estas jornadas se denominaban Reunión de Países Alpinos, participando las delegaciones de Alemania, Austria, Francia, Italia y Suiza, corriendo a cargo de la escuela militar de montaña correspondiente la organización de la reunión anual. En ellas, se presentaban misiones, materiales y procedimientos de la escuela anfitriona, comparándolos con los del resto de países.

En el año 1982, Francia invita a España, volviéndolo a hacer en 1987. De estas participaciones se deduce la necesidad de nuestra presencia en las reuniones, fundamentalmente para estar al día en los temas tratados en las mismas y aprovechar las experiencias de los demás países con mayor tradición montañera y, al mismo tiempo, exponer la labor de la EMMOE que, como se verá más adelante, es considerada de alto nivel.

En 1988, se asiste a la XXII reunión, organizada por la Escuela Central de Combate en Montaña de Suiza, llegándose a estos acuerdos en la reunión de directores::

  • Conveniencia de que España no sea un país invitado, sino un  país miembro y, a tal efecto, se materializó el interés del resto de los países, formalizando la propuesta del cambio de denominación a Encuentro de Escuelas Militares de Montaña, suprimiendo la palabra alpino y dando cabida a España. Asimismo, se acordó hacer llegar esta resolución al Teniente General JEME, a través de los respecticos agregados militares.
  • La única servidumbre sería organizar la reunión cada seis años.
  • La EMMOE se encuentra en perfecta disposición para organizar la reunión del año 1990 y sucesivas.

Como consecuencia de lo anterior, al año siguiente, en la XXIII reunión, en Austria, se firma por los jefes de escuela el protocolo de cambio de denominación por el actual y se invita a España a organizar el XXIV encuentro, que tiene lugar en Jaca entre los días 11 y 15 de junio de 1990.

En el año 1994, se acordó en el encuentro de Suiza el cambio del turno entre Austria y España, para que se realizara en el año 1995 en la EMMOE, con motivo del L aniversario de su creación. El XXIX encuentro en Jaca posibilita, una vez más, el intercambio de enseñanzas punteras en montaña, el enriquecimiento mutuo y, desde luego, con la comunicación referente al éxito de la expedición a la Antártida, se revitaliza el prestigio internacional de nuestra Escuela y ejército. Este encuentro, llevado a cabo durante la última semana de julio de 1995 amplió sensiblemente sus actividades, uniendo a la reunión de directores actividades de muy diverso tipo: escalada, recorridos de montaña, descenso de barrancos, paseos a caballo, bicicleta de montaña, parapente, etc.

Desde entonces hasta la actualidad, la Escuela ha acogido las reuniones celebradas en los años 2004 y 2018.

En esta vitrina, en cuyos estantes superiores están los recuerdos que se intercambiaron las escuelas, merece la pena detenerse en la curiosa flor edelweiss, construida con clavijas. Sobre la vitrina podrá ver el cuadro de la reunión del 1993 en el que tanto los soldados como las banderas se difuminan sobre un fondo de montaña invernal.

Prueba Internacional de Patrullas de Operaciones Especiales (PIPOE)

En septiembre de 1989 se pone en marcha una idea fraguada desde hacía tiempo. Se trataba de reunir en unas actividades no competitivas, a representantes de las unidades de operaciones especiales nacionales y extranjeras. De esta manera, se realiza con un éxito incuestionable la I Prueba de Infiltración de Patrullas de Operaciones Especiales, sucediéndose en años posteriores dicho evento con el nombre de Prueba Internacional de Patrullas de Operaciones Especiales, por todos conocidas como PIPOE.

La prueba, que como se ha mencionado, no tenía carácter competitivo, consiste en seguir prácticamente el meridiano de Greenwich, combinando dos jornadas de marcha de gran longitud y desnivel por media y baja montaña, con un original descenso de cañones en la sierra de Guara, finalizando con una navegación por los pantanos de El Mediano y El Grado en embarcaciones neumáticas a remo.

El recorrido comenzaba en el valle de Pineta, seguía por el espectacular cañon de Añisclo, subía a Buerba, cruzaba en el Pueyo de Morcar el citado meridiano y acababa en el pueblecillo de las Bellostas. En la tercera jornada se bajaba el cañón del Balces, uno de los más largos y prestigiosos de la Sierra de Guara y se alcanzaba la Hoya de Huesca (itinerario que antiguamente fue empleado como ruta secreta por contrabandistas). En el cuarto día se descendía en bote neumático los embalses de Mediano y el Grado, realizándose a nado el último tramo.

En resumen, más de 65 km andando, 2.500 m de desnivel acumulado, seis horas de rápeles y descensos en los barrancos, 35 km remando y 2.5 km nadando son el resumen de la dureza y belleza de esta prueba. Los participantes acuñaron una frase muy curiosa para describir su dureza: "Un día, una hoja de plano".

A las PIPOE acuden más patrullas en cada nueva edición. En la de 1994 participaron equipos de ocho países: Alemania, Bélgica, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Portugal y Reino Unido. Por parte del Ejército español, participaron patrullas de todas las unidades de operaciones especiales, así como patrullas de unidades invitadas: Brigada Paracaidista, Brigada de Cazadores de Alta Montaña, Regimiento de la Guardia Real, Guardia Civil y Zapadores del Ejército del Aire.

El cartel que la PIPOE obtiene en los ámbitos internacionales de operaciones especiales es de primer nivel. Permite a unidades, que de otro modo se desconocerían, una convivencia en el esfuerzo que no sólo estrecha lazos entre hombres de similares misiones e inquietudes sino que renueva también el clásico espíritu guerrillero.

En la quinta estantería de la vitrina podrá ver el trofeo que se entregaba a las patrullas participantes.

Campaña Antártica

España dispone de dos asentamientos en los territorios antárticos: la base Gabriel de Castilla en isla Decepción y la base Juan Carlos I en la isla Livingston, ambas en el archipiélago de las Shetland del Sur. Estos asentamientos están apoyados por dos embarcaciones de la Armada: el buque oceanográfico Hespérides, el A-33 y el remolcador las Palmas, el A-52.

Los miembros de la Escuela estuvieron implicados desde sus inicios en las campañas antártica, tal y como consta en las efemérides del centro: el 16 de noviembre de 1987 parten hacia el continente blanco el Capitán D. Alfonso JUEZ REOYO, el Capitán D. Francisco VARELA SALAS y el Capitán D. Manuel BALAGUER BERNARDOS, para participar en la primera campaña antártica en apoyo técnico al equipo de científicos del CSIC en la Base Española Juan Carlos I, Isla Livingston (Shetland del Sur). 

Su misión era, y sigue siendo, apoyar y dar seguridad a los científicos en sus desplazamientos por zonas nevadas y con embarcaciones fuera borda, además de colaborar en todas aquellas actividades de la vida cotidiana que en un entorno tan hostil como es la Antártida adquieren una importancia vital.

El Ejército de Tierra desarrolló programas específicos, siendo dos de los más interesantes el levantamiento topográfico de las islas y el estudio de la deriva del continente antártico respecto al americano, además de estudios sobre el equipo, ecología y alimentación en climas fríos.

En el expositor central podrá ver recuerdos que trajeron los expedicionarios, unos huesos de pingüino, un fragmento de una costilla de ballena, líquenes antárticos, la bandera que ondeó en Livingston durante algunos años y una punta de flecha de indios patagones del canal de Beagle.

Junto a la estantería de la reunión de escuelas de montaña hay varias fotos de la Campaña Antártica, icebergs, pingüinos y el barco las Palmas, el A-52, primer barco antártico español, conocido entre los expedicionarios como el corcho flotante por lo mucho que se movía con mar agitado, que en aquellas latitudes es casi siempre. En el cruce del estrecho de Drake, olas que superaban los 10 metros mantenían siempre limpia su cubierta, la entrada en servicio del Hespérides mejoro la expectativa de los expedicionarios respecto al mareo.

Distinciones

A lo largo de sus tres cuartos de siglo de existencia la Escuela ha acumulado premios, distinciones y trofeos en reconocimiento a su labor militar, pedagógica y deportiva. En esta vitrina y alrededor de ella se pueden ver, entre otros, el Víctor de Plata concedido en 1964 por el SEU, el Oscar de Oro al espíritu castrense en 1975, el Sueldo Jaqués del Excmo. Ayuntamiento de Jaca en 1994, la Real Orden del Mérito Deportivo del Consejo Nacional de Deportes en el 2006 y un trofeo del Club Exploración y Aventura en el 2008.

Los alumnos extranjeros suelen dejar recuerdos de su paso por los cursos, como una placa de un alumno surcoreano de 1993 y por su valor artístico merece la pena detenerse en el trofeo realizado con cuerno de vaca, regalado en 1991 por un oficial uruguayo.

El Curso de Montaña

Para coordinar la organización, instrucción, preparación y equipamiento del importante núcleo de tropas de montaña organizado, se creó en el mismo año 1943 la Inspección de Tropas de Montaña en el seno del Estado Mayor Central del Ejército, con el objetivo de dirigir e impulsar la formación de estas tropas.

Para iniciar sus tareas contó la Inspección como elementos subordinados con las secciones de montaña que existían en las Escuelas de Aplicación de Infantería, Artillería e Ingenieros, de Intendencia y Sanidad, y con la de igual especialidad que tenía la de Educación Física.

Con una prontitud sorprendente, dado el poco tiempo transcurrido desde su creación, demostró la Inspección su eficacia organizando cursos de esquí que se iniciaron ya en el invierno de 1943 y 1944. En enero daban comienzo los primeros, encaminados a proporcionar a los cuadros de mando de las unidades los conocimientos necesarios que después habrían de enseñar a su tropa. Se realizaron dos cursos de esquí para oficiales, uno en la estación de esquí de Nuria (Gerona) y otro en la de Candanchú (Huesca) y un curso para suboficiales y cabos primeros en el puerto de Navacerrada (Madrid).

Terminados estos cursos, dio comienzo a finales de febrero el periodo de prácticas de esquí para todas las unidades de especialistas esquiadores de las divisiones de montaña, que se concentraron en el poblado de los Arañones (Huesca), junto a la estación internacional de Canfranc. A estas prácticas asistieron más de ochocientos hombres entre oficiales, suboficiales y tropa. Las prácticas duraron cuarenta días.

Durante los meses de mayo, junio y julio del mismo año de 1944, se organizaron de igual manera cursos para los cuadros de mando y prácticas de escalada para las unidades de especialistas. Estos cursos se desarrollaron en los Arañones, para los cuadros de mando y en un campamento en la zona del río Seta, cerca de Candanchú, para las prácticas de las unidades de especialistas, con igual duración que las de esquí.

Dada la importancia que habían adquirido las tropas de montaña españolas, se consideró necesario crear un centro de enseñanza de montaña a fin de homogeneizar la instrucción de los cuadros de mando. Los cursos de esquí y escalada que se venían realizando, adquieren con la creación de la Escuela, carácter permanente.

Evolución de la enseñanza del Curso de Montaña
Evolución de la enseñanza del Curso de Montaña

El primer curso impartido por la Escuela se desarrolla durante el invierno de 1945 entre los oficiales y suboficiales destinados en el centro, de forma que a los que demostraron mejores aptitudes se les entregó el Diploma de Esquí y Escalada y pasaron a constituir el cuadro de profesores del centro.

Actualmente el currículo en vigor se aprobó en febrero de 2019, con el objetivo de proporcionar la formación integral necesaria para desempeñar el mando de Unidades de Montaña. Proporcionar los conocimientos y destrezas técnicas necesarias para vivir, moverse y combatir, tanto en montaña como en clima de frío extremo, así como llevar a cabo en las Unidades la instrucción y adiestramiento con procedimientos y técnicas específicas de montaña.

Con una carga de trabajo de 2600 horas (104,014 ECTS), se articula en una fase presencial que consta de tres módulos, Básico, Específico y de Aplicación, cada uno de ellos con una materia de montaña estival y una materia de montaña invernal; y un proyecto final.

En este momento se está desarrollando el LXXVII Curso de Montaña y se cuenta con un total de 2434 diplomados, 2368 nacionales y 66 extranjeros.

El Curso de Operaciones Especiales

Fue posiblemente en el refugio militar de Navacerrada, en octubre de 1956, donde por primera vez se estudió la posibilidad de dotar de vida a esos cursillos de guerrilleros que se impartían en el seno de los cursos de diploma de ese año y el anterior, a la vista de los satisfactorios resultados obtenidos y de las misiones específicas que podrían desempeñar este tipo de unidades, con los antecedentes históricos de una nación acostumbrada a la guerra irregular, imprescindible para expulsar al invasor a través de la historia.

Con la experiencia y las posibilidades disponibles, la Escuela era el lugar ideal para acometer la empresa de la creación de un nuevo y diferente curso y por lo tanto, una nueva especialidad. Se disponía de los medios, del profesorado y de una limitada experiencia en las nuevas materias a impartir. El trabajo sería de nuevo, arduo y creativo. El desafío resultaba atrayente.

Así, en el Diario Oficial del día 1 de diciembre de 1956, se convoca el I Título de Aptitud para el mando de Unidades de Guerrilleros.

De inmediato, se envía a los regimientos de cazadores de montaña un escrito en el que la Escuela solicita se designen aspirantes al citado curso, señalando que; <<… este curso, por su dureza y especialidad, incluidos saltos con paracaídas desde aviones y ejercicios en el mar, requiere además de la voluntariedad del alumno, cualidades personales poco comunes>>.

Estas cualidades especiales marcarían con un sello imborrable el espíritu de los futuros guerrilleros. Hombres que con esos primeros años de andadura, salieron del seno de las unidades de montaña, siendo la mayoría de ellos diplomados en el Mando de Unidades de Esquiadores-Escaladores. No habría mejor cantera de donde extraer esa especial materia prima con la que modelar la de los nuevos guerrilleros.

Evolución de la enseñanza del Curso de Operaciones EspecialesEnseguida se extendió el prestigio de este curso hasta más allá de las fronteras nacionales. Las continuas visitas que realizaban al centro los agregados militares y comisiones de ejércitos extranjeros, dieron como fruto un buen número de alumnos italianos, ingleses, portugueses y argentinos.

Solo faltaban las señas de identidad. En 1960 aparece descrito el distintivo de guerrilleros que a partir de esa fecha y al igual que sucedió en el de esquiador-escalador, sellaría con orgullo el pecho de los más osados.

Ese mismo año llegarían las boinas verdes y los uniformes de camuflaje, completando ya desde entonces la perfecta imagen del guerrillero.

En el verano de 1960, el Curso de Guerrilleros participa, de una manera notable, en el ejercicio conjunto celebrado en la 3ª Región Militar, que se denominó Operación Albacete. Solicitada la participación de la Escuela, con una unidad de guerrilleros, se propone con entusiasmo la creación al efecto de una unidad compuesta por profesores y mandos diplomados destinados en otras unidades, así como la colaboración del IV Curso de Guerrilleros, lo que significó, sin lugar a dudas, la primera unidad de operaciones especiales de nuestro ejército.

Actualmente el currículo en vigor se aprobó en febrero de 2019, con el objetivo de la de proporcionar los conocimientos necesarios para concebir, planear, conducir y ejecutar, misiones específicas de Operaciones Especiales (OE), fundamentalmente de reconocimiento especial, acción directa y asistencia militar, así como asesorar al mando, a su nivel, sobre la conducción de estas misiones.

Con una carga de trabajo de 2606 horas (104,24 ECTS) y se articula en una fase presencial que consta de tres módulos, Módulo Básico, Módulo Específico y Módulo de Aplicación.

En este momento se está desarrollando el LXVI Curso de Operaciones Especiales y se cuenta con un total de 1950 diplomados, 1820 nacionales y 130 extranjeros.